Son muchos los estigmas que conlleva la salud mental y por ello no es fácil encontrar información veraz y cercana sobre las dificultades que puede acarrear la gestión de este tipo de patologías desde el punto de vista familiar.
Cuando convivimos con una persona con algún tipo de problema de salud mental, a menudo es difícil saber cómo reaccionar o como llevar una vida lo más normal posible, siendo nosotros cuidadores o cuidadoras de estas personas.
En este tipo de convivencia hay dos tipos de problemas que pueden surgir, en primer lugar el sufrimiento que experimentan los familiares sabiendo que una persona a la que quieren sufre esta patología, que podría darse con cualquier enfermedad y sería algo así como una “carga” psicológica.
En segundo lugar existe esa “carga” literal, que incluiría los problemas prácticos que conllevan los cuidados físicos de estas personas, estar pendiente de la medicación, traslados, rutina diaria…
¿Cuál es la mejor forma de superarlo?
- Pedir ayuda: buscar a alguien que pueda ayudarte a hacerle la vida más fácil a un hijo, una hermana, un padre…no significa que le quieras menos. Los pisos tutelados son viviendas supervisadas por profesionales que permiten que los pacientes lleven una vida independiente con el cuidado adecuado.
- No caigas en el estigma: un problema de salud mental solo es una enfermedad, no es una maldición. Con en tratamiento y el seguimiento adecuado las personas viven con total normalidad, disfrutan de la vida y son felices, con sus altibajos como cualquier persona, tenga o no una patología mental
- Sigue las instrucciones de los profesionales: los trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras… conocen la enfermedad y a sus pacientes, saben cuál es la mejor forma de tratarla. Si tienes dudas ¡pregúntales!
- Habla con él o con ella: pregúntale por sus intereses y busca la forma de que pueda disfrutar de las actividades que más le interesan. Actividades al aire libre, deportes, cine… interésate por sus hobbies y ayúdale a que pueda practicarlos.
- Ten paciencia: y aprende a ver más allá de la enfermedad. Las relaciones humanas siempre conllevan complicaciones. No pienses solo en cómo te afectan los problemas de salud mental de tu familiar, piensa en cómo mejorar su vida y la tuya.
Es importante saber que los familiares no son profesionales (o no lo son normalmente) de la salud mental, las familias no tienen un trabajo que hacer, simplemente tienen que mantener una relación afectuosa y de cariño para que no haya confusión en los roles y las relaciones no se vean afectadas por la enfermedad. Obviamente las patologías mentales requieren atención especial, pero siempre dentro de una normalidad y bajo el asesoramiento profesional.