Antonio Ballesta García, Psicólogo de AISS, Máster en Psicofarmacología y Drogas de Abuso
La Esquizofrenia es uno de los trastornos del neurodesarrollo más comunes, llegando a afectar aproximadamente a un 1% de la población mundial. Se caracteriza por la presencia de síntomas positivos, como delirios y alucinaciones, también por la presencia de síntomas negativos, como anhedonia o apatía y finalmente, por déficits cognitivos, como alteraciones de memoria y en las funciones ejecutivas. La combinación de estos factores conforma una de los trastornos mentales más incapacitantes conocidos. Si bien el tratamiento para los síntomas positivos ha mostrado hasta la fecha resultados relativamente aceptables, el abordaje del resto de síntomas supone un reto para el estudio de la enfermedad mental actualmente. Las causas que propician su aparición son aún objeto de estudio, pero se han identificado variables ambientales y psicosociales que tendrían un gran peso en su aparición, como el abuso de sustancias, y especialmente el abuso de cannabis.
La planta cannabis sativa es la droga ilícita mas consumida en el mundo, se compone de al menos 60 sustancias, de entre las cuales destacan principalmente el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), y el cannabidiol (CBD). Estas sustancias actúan sobre el sistema nervioso central, concretamente a través de lo que se conoce como el sistema cannabinoide endógeno. Dicho sistema regula el tráfico de neurotransmisores, las moléculas que utilizan nuestras neuronas para comunicarse. Se ha observado que el THC produciría alteraciones en la transmisión de la dopamina, alteraciones que a su vez se ven implicadas en la fisiopatología de los trastornos por abuso de sustancias y la sintomatología positiva propia de la esquizofrenia.
Si bien existen evidencias claras de que el consumo de cannabis aumenta el riesgo de padecer esquizofrenia, sobre todo en adolescentes (cuyo cerebro se encuentra aún en una fase crítica del neurodesarrollo), este hecho dista mucho de confirmarnos que exista una relación causal entre ambos aspectos. El aumento reciente en el consumo de cannabis no ha venido ligado a un aumento en la prevalencia de la esquizofrenia, pero el uso particular de cannabis sintéticos, con alto contenido en THC, si ha mostrado una relación con la mayor aparición de trastornos psicóticos. Esto, junto con los hallazgos de numerosos estudios, podría indicarnos que uno de los motivos por el cual el consumo de cannabis se relaciona con la esquizofrenia se debe a la capacidad del THC para alterar la apropiada señalización dopaminérgica mediante la modificación del sistema cannabinoide endógeno, pero ¿ocurre lo mismo con el resto de componentes del cannabis?
Diversos estudios han revelado que el CBD podría tener efectos opuestos a los observados en el THC. Así, el CBD ha mostrado un efecto potencial a la hora de revertir no solo la sintomatología positiva, sino también el resto de síntomas (negativos y cognitivos) de la esquizofrenia. Esto es algo de suma importancia teniendo en cuenta que el tratamiento del heterogéneo abanico de síntomas sigue siendo un punto débil en la intervención. Incluso se ha observado que este alivio de la sintomatología se presentaría en ausencia de los efectos adversos que producen los antipsicóticos convencionales.
Los efectos antagónicos de los 2 principales componentes del cannabis podrían indicarnos que las personas cuya esquizofrenia vino precedida del consumo de cannabis recurrirían a esta sustancia como una medida de automedicación; bien en una fase temprana (prodrómica) de la enfermedad, o bien ante la presencia de síntomas que contribuyen a una mayor vulnerabilidad de padecer esquizofrenia (como la exposición a estrés en etapas tempranas del desarrollo). Además podría ser la razón de que el cannabis sea la droga mas consumida por los pacientes esquizofrénicos.
Conocer la manera en que el sistema cannabinoide endógeno se ve alterado en la esquizofrenia y las consecuencias que ello conlleva para otros sistemas de neurotransmisión, como el dopaminérgico, ayudaría a conocer las causas que propician la aparición de la esquizofrenia, y respondería al por qué los consumidores de cannabis terminan padeciendo esquizofrenia en mayor medida que los no consumidores. Paradójicamente, la misma planta que contiene la sustancia que incrementaría el riesgo de esquizofrenia, también contendría otra que podría abrir un camino en el desarrollo de nuevos tratamientos más seguros y eficaces, permitiéndonos además profundizar en la naturaleza de la relación entre el sistema cannabinoide endógeno y la etiología de la esquizofrenia. Pero queda aún mucho trabajo por hacer en la investigación de una de las enfermedades más complejas descritas hasta la actualidad.
Referencias
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